AEROPAGO

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domingo, 11 de septiembre de 2011

Las Controversias Bíblicas


La interpretación particular de la Biblia divide la iglesia y es piedra de tropiezo a muchos. Cuando escudriñamos las Escrituras para conocer al Señor, recibimos lo que buscamos. El norte de la Biblia es el pleno conocimiento de Cristo como el único camino a la salvación. Fuera de ese concepto hallaremos escrituras difíciles de entender que, como dice el apóstol Pedro, algunos engañadores tuercen para perdición de muchos. (2 P. 3:16) Cambiando de un canal de televisión a otro, observé a dos predicadores criticándose uno al otro por predicar doctrinas falsas, respaldando ambos su mensaje con la Biblia.

Uno predicaba de paz, el otro de lucha; uno de humildad, el otro de prosperidad; uno de persistencia, el otro de mansedumbre; uno hablaba de pruebas, el otro de victoria. Y es que con la Biblia, por su diversidad de temas, se puede probar cualquier cosa, si se distorsiona el verdadero propósito del texto. Por ejemplo: un hombre rico que guardaba los mandamientos preguntó a Jesús: "¿qué haré para heredar la vida eterna?" Y el Señor le contestó: "Vende lo que tienes, y dalo a los pobres" (Lc. 18:18-22) Muchos tratan de justificar el comunismo con este texto; pero ése no es el propósito. Algunos podemos ser llamados a predicar, como lo fue Jonás; pero no a todos nos tiene que tragar un pez, como a él. Puede haber pobres y puede haber ricos, gente enferma y gente saludable; pero todos en sujeción al Señor. Ambos predicadores clamaban ser hijos y siervos de Dios__ y lo son __; pero los dos son hijos y siervos desobedientes. Cuando el apóstol Juan dijo a Jesús: "Maestro, hemos visto a uno que en tu nombre echaba fuera demonios…; y se lo prohibimos, porque no nos seguía. Jesús le dijo: No se lo prohibáis; …porque el que no es contra nosotros, por nosotros es". (Mr. 9:38-40)

La mejor manera de entender la Biblia es interpretando el contexto general de lo que está escrito, no interpretando textos aislados. Existen muchos problemas en nuestra sociedad; usemos los recursos y el tiempo que el Señor nos da para hacer la obra que El nos ha encomendado. Hay una iglesia enferma, y un pueblo que se pierde por falta de conocimiento. El remedio para sanar a nuestra sociedad es aprovechando los medios y el tiempo predicando el evangelio a toda criatura, no discutiendo puntos doctrinales. El apóstol Pablo nos exhorta: "Andad sabiamente para con los de afuera, redimiendo el tiempo". (Col. 4:5)